
Apitela
Esta idea tardó unos 3 años en cuajar, mientras que hacíamos pruebas y aprendíamos no del “ensayo y error”, sino del “error tras error”. En el 2013 compramos un montón de telas, cera, brea, aceite, TODO lo supuestamente necesario, vimos tutoriales, leímos acerca de que los egipcios ya hacían unos paños similares para conservar sus alimentos y que en Irlanda es parte de toda cocina desde hace cientos de años, pero cuando comenzamos a hacerlos no quedaban bien, estaban gruesos, grumosos, pegajosos al tacto y visualmente nada agradables, dejamos la idea por varios meses para volver a intentarlo.... ¿y si le hacemos así o asá? probábamos pero nada mejoraba, nos topábamos como con una pared donde no podíamos avanzar más, eran los pequeños detalles que nadie te dice y que sólo descubres cuando ya estás ahí y que son los que hacen una GRAN diferencia... otros meses de descanso.

Volvimos a tomar el proyecto desde el principio para ver dónde estaban las fallas, comenzamos: telas apropiadas 100% algodón, cera, brea y aceite de coco de la mejor calidad, un proceso impecable con temperaturas varias para los varios gruesos de telas, al principio era tan fuerte el calor que manchaba las telas con sus mismas tintas, probar, probar y volver a probar varias técnicas hasta encontrar la apropiada a nuestra circunstancia, ésto a la par de ir adquiriendo el mobiliario y los enseres y aparatos necesarios, algunos de ellos fueron de nuestra creación pues los originales para este proceso eran muy costosos, así que a ponerle ingenio. Un día todo fue encontrando su lugar, después de echar a perder MUUUCHOS metros de tela y varios kilos de cera, brea y aceite encontramos la proporción necesaria, luego fue la temperatura, luego cómo doblarlos, presentarlos y ofrecerlos, venderlos.
Nuestro proceso es poco convencional lo sabemos, pero como dijo José Revueltas: “Cada quien tiene su forma de contar estrellas” y ésta es la nuestra.

